Sombreros antipájaros

Sombreros antipájaros

Como se expuso en el post anterior, en la Belle Époque el mundo vivió una rápida gloria de bohemia adinerada, preparándose en silencio para una gran guerra. En este momento histórico la ilustración de moda y el propio diseño de vestuario se basaron en los estilos del siglo anterior, en lugar de ofrecer una visión de futuro. La mayoría de la ropa que expresaba la opulencia de la época, vestida por aristócratas y por la élite de Europa y Norteamérica, tenía más de la estética sinuosa del “Art Nouveau” (concebido en la década de 1890) que cualquier señal de modernidad. Las señoras aparecieron, entonces, revestidas en vuelos y encajes, boas de plumas y sombreros adornados exagerada y recargadamente.

El sombrero se consolida como el gran complemento, ya que el armado volumétrico sobre la cabeza es una característica de este momento (para leer más al respecto, referirse al post anterior en relación al peinado) y además se convirtió en un símbolo de status: el uso de los sombreros podía reflejar la pertenencia a una determinada clase socio – económica o también podía dejar visible el cargo y poder que tuviera una persona en un quehacer. Los había de ala corta y ancha y de diversas materialidades, tales como como fieltro y paja. Estos elementos llevaban variados adornos como flores, cintas, perlas, tejidos e incluso pájaros disecados… sí, leyó bien (lamentablemente) PÁJAROS DISECADOS. Esta situación generó que algunas especies de bello plumaje lleguen a estar en peligro de extinción.

De esta (funesta) costumbre que se volvió muy popular, surgió un coro de protestas públicas en Europa y en Estados Unidos se dictaron una serie de leyes prohibiendo la caza, importación y venta de pájaros silvestres. Nadie sabe si este comercio que duró unos años durante los cuales miles de aves fueron sacrificadas, ocasionó la extinción de algunas especies, ya que no existía un catastro.

Al leer sobre esta materia, fue absolutamente imposible no recordar aquella notable película de Hitchcock “Los pájaros” (1963), donde bandadas de aves se avalanzaban sobre los habitantes de un pequeño pueblo; ustedes se preguntarán ¿pero qué tiene que ver esto?, todo, pues el director fundamentó esta película precisamente en hechos de poca conciencia animal como el expuesto, a través de la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si los papeles hombre – pájaro se invirtieran?. He aquí el interesante trailer que lo fundamenta:

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