Los Hitos de la Moda Chilena por Pía Montalva

Los Hitos de la Moda Chilena por Pía Montalva

Entrevista por Majo Arévalo, edición por Andrea Martínez.

Diseñadora, docente, historiadora y escritora especializada en recopilar temas sobre la moda y sus orígenes, Pía Montalva ha fascinado a los amantes del tema en Chile gracias a su libro “Morir un poco” (2004), el que escribió justo antes de entrar a su programa de Doctorado sobre Estudios Latinoamericanos, post grado que también espera una tesis relacionada con el vestuario, cuerpo y la coyuntura política de Chile. En este contexto, Pía nos cuenta cuáles han sido los principales hitos de la moda a través de la historia de Chile en sus diferentes décadas.

Los años ‘40

“El proceso de industrialización de los años ‘40 fomentó la producción nacional, cerrando un poco al espacio a las telas importadas desde el extranjero y se ingresaban fibras procesadas, tejidas, hiladas y terminadas en Chile”.

Los años ‘50

“Mencionaría como primer hito la comercialización masiva del New Look de Dior en Chile. Hay un momento en los ‘50 en el que se cierran los mercados debido al alto nivel de inflación del país; esto produce que las importaciones no sean viables, sobre todo las de lujo y coincide con la fabricación bajo licencias de prendas importadas. ‘Los Gobelinos’ era una tienda por departamentos dedicada principalmente a la ropa, que tenía licencia para fabricar en Chile una línea masiva con la firma Christian Dior, hecha con telas nacionales bajo diseños y moldes originales. Esto se convirtió en un hito a nivel aspiracional, ya que Dior sólo fabricaba ropa de alta costura en esos tiempos y su clientela mundial estaba concentrada en sólo 3.000 personas”.

Los años ‘60

“El segundo hito se relaciona con el desarrollo de la industria textil chilena en los años ‘60, la cual es bastante más antigua y aparece después de la Segunda Guerra Mundial, pues los primeros efectos comienzan a surgir durante la industrialización. En el proceso se sustituyen las importaciones por productos chilenos y se promueve a nivel de estado la industria nacional de diferentes maneras. Con ello, a fines de los ‘60 la industria textil chilena satisface más del 90% de las necesidades de consumo y es muy relevante para el desarrollo de la industria del vestuario en distintos niveles.

En esa misma década aparece otro fenómeno, el del ‘pret-a-porter chileno’. No es comparable con Yves Saint Laurent, pero se ve representado por ropa de pequeñas boutiques, un fenómeno que se instala alrededor del año ‘62 en calle Providencia y que facilita la renovación de las colecciones. Son estos pequeños negocios de moda los que pueden seguir el ritmo de las temporadas.

También en esa década se produce la aparición de la ropa autóctona. La primera vez que se habla de moda autóctona como tendencia fue en mi libro “Morir un poco”, pero el concepto lo instalan el diseñador Marco Correa y la revista Paula. Correa le da un discurso que sostiene la propuesta, la que se basa en moda distinguible e independiente de los referentes internacionales y europeos especialmente, inspirada en lo latinoamericano y chileno.

En esta década se produce la aparición de las escuelas de corte, costura y moldaje. La aparición de los centros de madres genera la capacitación masiva de mujeres en el oficio de la costura y también en el tejido, lo que va de la mano con la política de Frei Montalva que facilita el acceso a máquinas de coser y máquinas de tejer a mujeres afiliadas a estos lugares. La cantidad de máquinas de coser importadas es alta; la compañía Singer mantiene una filial en Chile, lo que genera todo un movimiento alrededor de ello. En estos centros de madres las mujeres se juntan a tejer, son capacitadas y van a trabajar muchas veces a talleres de confección pequeños, reciben costuras para boutiques o se desempeñan en sus propios barrios. Eso es relevante como antecedente para lo que después en los ‘70 van a constituir las primeras escuelas de diseño, que vienen asociadas al tema de la confección.

En esa década el diseño es aun tema de aficionados. Sólo José Cardoch estudia y se especializa en Francia en el taller de Sergio Matta, hermano de Roberto Matta y dedicado a la alta costura, e instalan juntos una casa de alta costura. No existe en ese momento otro referente que trabaje de una manera profesional. Más adelante aparece Laura Rivas, quien está más vinculada al tema de las boutiques y del diseño pret-a-porter. Cuando José Cardoch vuelve a Chile en esa década, las publicaciones lo llaman ‘el Dior chileno’, y la revista Eva le dedica un completo perfil.

Las revistas jugaron un rol súper importante al promover la moda chilena. La revista Paula, que aparece el año ’67, es la primera que publica fotografías de moda chilena editorialmente, no sólo como parte de la publicidad”.

Los años ‘70

“El mercado se restringe porque la gente deja de comprar para ahorrar, y quienes tienen poder adquisitivo dejan de invertir también. El que mantiene una industria o un taller invierte lo mínimo para hacerlo funcionar, porque tampoco quiere mantener capital invertido. Por otro lado, la moda se va simplificando mucho y los eventos sociales también; existe cierto temor dentro de los sectores altos, opositores al gobierno, que no quieren mostrarse opulentos. Los matrimonios se celebran con una copa de champaña y un pedazo de torta en la iglesia, se hacen de día o de noche, pero de manera muy simple. Se lleva ropa sencilla, no existe una distinción muy grande entre lo que se usa en el día y la noche, los vestidos tejidos se usan para ir a matrimonios y fiestas. Esto provoca una crisis en la alta costura y las boutiques se mantienen porque ofrecen ropa moderna para toda hora del día.

El año ‘76 se produce la apertura de los mercados, lo que cambia radicalmente la oferta de moda. Llegan a Chile los saldos de liquidación a través de diferentes marcas como Esprit, por ejemplo. Lo que sobra de las colecciones internacionales se trae ordenadamente.

La ropa usada y las telas por kilo también son importantes. Aparecen como una oferta para combatir la crisis económica y ofrecerle a la gente ropa más barata, algo que no podía satisfacerse con ropa nueva nacional y menos importada, y pronto se va convirtiendo en ropa de culto. Durante los años ‘80, uno va a la ropa usada a buscar prendas que tienen historia: vestidos de los años ’50 y ‘60, impermeables negros, la onda New Wave de la época se nutre de esa ropa usada, pues salvo 2 o 3 diseñadores entre los cuales está Paula Zobeck, no existen personas que cultiven ese estilo más alternativo”.

Los años ‘80

“Durante los ’80 aparece el procesamiento de la ropa de mezclilla y nos vemos invadidos por todo tipo de prendas en denim. La mezclilla es en parte nacional y aquí se realizan los procesos de lavado, manchado y desteñido. En ese mismo momento empiezan a llegar licencias para la producción, se instalan fábricas de marcas internacionales que utilizan materiales extranjeros.

Cuando se promulga la LOCE se cambia toda la educación superior, se crean los centros de educación técnica, los institutos profesionales y las universidades privadas. Ahí hay un cambio en la oferta, y las carreras de diseño que antes fueron carreras técnicas de institutos pequeños en los ‘70 son formalizadas. Se crean las carreras de Técnico en vestuario, Diseñador de vestuario y el INCACEA, INACAP, DUOC, el instituto Pérez Rosales, todos entregan títulos.

Las revistas de moda como Paula hacen todo un trabajo de vitrina asociado a los concursos de Miss Chile, se organizan desfiles de moda in situ, giras, etc. Desde fines de los ‘80 se empieza a hablar de este diseño alternativo, que es la moda juvenil no oficial o semi oficial representada por algunos diseñadores más experimentales y eso empieza a tener espacio en las revistas femeninas como Paula.

La elección de Cecilia Bolocco como Miss Universo provoca que al año siguiente se multiplique la matrícula en la carrera de diseño. El INCACEA recibía 11 cursos el primer año, entonces hablamos de 330 estudiantes que ingresaron a diseño de vestuario influenciados por este suceso que aun nos marca”.

Los años ‘90

“Con los tratados de libre comercio en los ‘90, se inicia el impacto de los productos asiáticos, especialmente chinos. Se produce un quiebre en la industria textil que no tiene retorno, pues son pocas las fábricas que subsisten y esto genera un cambio importante para el desarrollo del diseño”.

Hoy

“La onda ‘Retro’ de los ‘60, que ha sido rescatada durante los últimos 5 años, también ha marcado un hito. Lo brillante, los materiales sintéticos de los años ’80 también vuelven; el brillo y el lujo de esa década nada tiene que ver con esta moda más ‘popular’ de la ropa tejida a mano, de lo artesanal, de los momentos previos al golpe de estado.

En el año 2000 la masificación está ad portas con las redes sociales. Las redes sociales han cambiado la manera de pensar en el escenario y la oferta de la moda. Es crecientemente más virtual, un espacio donde circulan forman de vestir, modelos culturales o representaciones corporales. Cuando hablo de redes sociales estoy pensando en blogs, en lo que antes eran páginas web, en páginas de Facebook a través de las cuales se publican las colecciones o las ofertas de ropa. Todo este mecanismo es más cercano a un tipo de usuario”.

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